Tras el éxito de este año, con varias novedades que han gustado, se prepara ya la próxima, centenario de la Coronación Canónica y del Patronazgo de Andújar. Cuatro horas y media estuvo la Morenita entre cientos de miles de romeros, con la inusual estampa de varias jóvenes cargando las andas junto a sus compañeros anderos.
Deslumbró ayer la Virgen de la Cabeza, más andarina que nunca. Arropada por una multitud que las estimaciones más optimistas cifran en 700.000 personas recorrió el Cerro del Cabezo, que hervía en calores y sentimientos a flor de piel. Se estrenó itinerario, más largo para acercarse más a sus fieles. Fueron gráciles sus pasos, más si cabe que otros años gracias al enorme trabajo de la asociación de costaleros, que se consolida y que aporta solvencia y músculo para ejecutar las órdenes del capataz, manejando el barco no siempre gobernable que surcó un mar de corazones enfebrecidos. Gran romería la de este año, aunque aperitivo de lo que aguarda a los romeros el próximo, centenario de la Coronación Canónica y del patronazgo de Andújar. «El año que viene la subimos en hombros desde Andújar», decían entre lágrimas anderos al salir a tomarse un minuto de respiro.
Esperan mucho los devotos de lo que se prepara para el año que viene, con efemérides, actos especiales (la Virgen bajará a Andújar el Domingo de Resurrección y subirá el sábado de Romería), nueva hospedería y centro de acogida a peregrinos, conversión en basílica del Santuario. «Ahora falta que las administraciones echen el resto y tengan voluntad para poner las infraestructuras necesarias. Lo que hay ahora no da más de sí», se insistía en el mundo romero iliturgitano ayer.
Rápida salida
No se hizo esperar la Señora. Desde las once y media de la mañana su santuario, pronto basílica, era una olla a presión de emociones. Comenzaron los bandazos de las andas. Los vivas encendidos que salían de gargantas quebradas. La tensión se mascaba cuando a las 11,49 se apreció movimiento en el camarín. Había protocolo nuevo allí, pues se saca a la Virgen por la puerta contraria por las adaptaciones del templo a basílica. A las 11,52 la Morenita irrumpía tras las rejas de las manos del alcalde de Andújar, Jesús Estrella, el presidente de la Cofradía, José María González, el hermano mayor, Casimiro Ávila, y la hermana mayor de Colomera, Silvia Camarera. Las palmas echaban chispas.
Los trinitarios Rafael Márquez (superior de Andújar) y Francisco Medina Zambrana (iliturgitano que sirve en Valdepeñas) fijaron a la Morenita bajo el templete del trono. «Quietos todos, quietos todos», bramaba el capataz de los anderos, consciente de lo delicado del momento. Debajo de la Señora, se había desatado ya lucha ancestral por meter el hombro y tener el honor de llevarla, a brazo partido, todo músculo y corazón. Hasta que a las 11,57 se dio la ansiada orden. «Levantad». Y comenzó el baile, los bandazos y la lluvia de objetos que suspiran por rozar el manto de la Virgen.
Niños que vuelan
La consolidación de la asociación de anderos se apreció nítida. En poco más de ocho minutos las andas habían enfilado ya la puerta principal con una rapidez que no se conocía (otros años se ha tardado más de media hora en enderezar las andas y colocarlas bajo el dintel). En un instante se desató la euforia en la lonja. Del cielo llovían pétalos sobre el trono. Las campañas tocaban a rebato, pletóricas de júbilo. Y junto a los pétalos comenzaron a llover niños al regazo de la Morenita. Uno tras otro. A lo largo de la procesión fueron centenares los que volaron milagrosamente sobre las cabezas de los anderos, cayeron con suavidad en brazos de los trinitarios y besaron a la Virgen. Algunos de los zagales, francamente asustados. Otros sonrientes como querubines. Todos volvieron sanos y salvos a sus padres, como manda la tradición. El milagro que se repite año tras año.
Bajo las andas de la Virgen se produjo además otra escena poco habitual aunque no inédita: mujeres portando el trono, luchando codo con codo junto a sus compañeros anderos y rivalizando con ellos dando vivas y empujones. Se vio a a menos tres. «En verano, con la aparición, sí suele haber mujeres en las andas. En la romería no. Alguna vez ha habido, pero muy pocas. Este año se han lanzado varias», explicaba un andero. Como toda novata, cuentan con un padrino que las apoya.
Las andas del templete estaban ayer desnudas de flores. Sólo lucían un crespón negro, por el hermano mercedario Javier Fernández, gran devoto y sembrador de devociones en Herencia y Jerez, fallecido recientemente. Hasta las tres y media de la tarde duró la procesión. Intensa y vibrante bajo un sol de justicia. Pero poco para lo que se avecina el año que viene.
Deslumbró ayer la Virgen de la Cabeza, más andarina que nunca. Arropada por una multitud que las estimaciones más optimistas cifran en 700.000 personas recorrió el Cerro del Cabezo, que hervía en calores y sentimientos a flor de piel. Se estrenó itinerario, más largo para acercarse más a sus fieles. Fueron gráciles sus pasos, más si cabe que otros años gracias al enorme trabajo de la asociación de costaleros, que se consolida y que aporta solvencia y músculo para ejecutar las órdenes del capataz, manejando el barco no siempre gobernable que surcó un mar de corazones enfebrecidos. Gran romería la de este año, aunque aperitivo de lo que aguarda a los romeros el próximo, centenario de la Coronación Canónica y del patronazgo de Andújar. «El año que viene la subimos en hombros desde Andújar», decían entre lágrimas anderos al salir a tomarse un minuto de respiro.
Esperan mucho los devotos de lo que se prepara para el año que viene, con efemérides, actos especiales (la Virgen bajará a Andújar el Domingo de Resurrección y subirá el sábado de Romería), nueva hospedería y centro de acogida a peregrinos, conversión en basílica del Santuario. «Ahora falta que las administraciones echen el resto y tengan voluntad para poner las infraestructuras necesarias. Lo que hay ahora no da más de sí», se insistía en el mundo romero iliturgitano ayer.
Rápida salida
No se hizo esperar la Señora. Desde las once y media de la mañana su santuario, pronto basílica, era una olla a presión de emociones. Comenzaron los bandazos de las andas. Los vivas encendidos que salían de gargantas quebradas. La tensión se mascaba cuando a las 11,49 se apreció movimiento en el camarín. Había protocolo nuevo allí, pues se saca a la Virgen por la puerta contraria por las adaptaciones del templo a basílica. A las 11,52 la Morenita irrumpía tras las rejas de las manos del alcalde de Andújar, Jesús Estrella, el presidente de la Cofradía, José María González, el hermano mayor, Casimiro Ávila, y la hermana mayor de Colomera, Silvia Camarera. Las palmas echaban chispas.
Los trinitarios Rafael Márquez (superior de Andújar) y Francisco Medina Zambrana (iliturgitano que sirve en Valdepeñas) fijaron a la Morenita bajo el templete del trono. «Quietos todos, quietos todos», bramaba el capataz de los anderos, consciente de lo delicado del momento. Debajo de la Señora, se había desatado ya lucha ancestral por meter el hombro y tener el honor de llevarla, a brazo partido, todo músculo y corazón. Hasta que a las 11,57 se dio la ansiada orden. «Levantad». Y comenzó el baile, los bandazos y la lluvia de objetos que suspiran por rozar el manto de la Virgen.
Niños que vuelan
La consolidación de la asociación de anderos se apreció nítida. En poco más de ocho minutos las andas habían enfilado ya la puerta principal con una rapidez que no se conocía (otros años se ha tardado más de media hora en enderezar las andas y colocarlas bajo el dintel). En un instante se desató la euforia en la lonja. Del cielo llovían pétalos sobre el trono. Las campañas tocaban a rebato, pletóricas de júbilo. Y junto a los pétalos comenzaron a llover niños al regazo de la Morenita. Uno tras otro. A lo largo de la procesión fueron centenares los que volaron milagrosamente sobre las cabezas de los anderos, cayeron con suavidad en brazos de los trinitarios y besaron a la Virgen. Algunos de los zagales, francamente asustados. Otros sonrientes como querubines. Todos volvieron sanos y salvos a sus padres, como manda la tradición. El milagro que se repite año tras año.
Bajo las andas de la Virgen se produjo además otra escena poco habitual aunque no inédita: mujeres portando el trono, luchando codo con codo junto a sus compañeros anderos y rivalizando con ellos dando vivas y empujones. Se vio a a menos tres. «En verano, con la aparición, sí suele haber mujeres en las andas. En la romería no. Alguna vez ha habido, pero muy pocas. Este año se han lanzado varias», explicaba un andero. Como toda novata, cuentan con un padrino que las apoya.
Las andas del templete estaban ayer desnudas de flores. Sólo lucían un crespón negro, por el hermano mercedario Javier Fernández, gran devoto y sembrador de devociones en Herencia y Jerez, fallecido recientemente. Hasta las tres y media de la tarde duró la procesión. Intensa y vibrante bajo un sol de justicia. Pero poco para lo que se avecina el año que viene.